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La media inglesa

Artículo de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF

El fútbol es un deporte en el que los empates suelen dejar un sabor agridulce. No se celebra como una victoria, tampoco se lamenta como una derrota, pero la sensación de haber dejado escapar dos puntos suele pesar más que el “pequeño” premio de firmar tablas. Sin embargo, en la larga carrera que es una temporada, un solo punto puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. 

Valorar un empate no significa conformarse, sino entender que cada punto suma, que la constancia y la resiliencia también construyen campeonatos. A veces, los equipos que saben resistir y sumar cuando no pueden ganar son los que al final consiguen sus objetivos, porque aunque, ineludiblemente, una victoria cuenta como tres empates, mantener una racha pasa por seguir ampliando el casillero en los partidos no tan buenos.

Y es que Ramis lo ha dicho claro en más de una ocasión; El entrenador tarraconense prefiere un equipo resultadista a un equipo que juegue bien y que se vuelva todos los días de vacío a casa. Puede que sea algo difícil de comprender para aquellos aficionados que entiendan el fútbol como un espectáculo más que como una partida de ajedrez en el que menos errores cometa, más cerca estará de la victoria, pero el libreto del mister es claro y ya le ha funcionado en múltiples ocasiones.

El partido contra el Castellón ya muchos lo celebraban como el trámite necesario para alcanzar los puestos de ascenso directo, pero los más experimentados del lugar sabían que iba a ser uno de esos partidos trampa, en los que el que menos tiene que perder da un revolcón al favorito, engrandeciendo la fama del manicomio de la Hypertensiones. Nada más lejos de la realidad, el conjunto “orellut” llevó la iniciativa durante gran parte del encuentro, poniendo un muchos aprietos a un Burgos que volvió a tambalearse ante un esquema que ya nos abofeteó la temporada pasada.

Tres goles encajados en los últimos seis compromisos ligueros, números habituales en las estadísticas defensivas de los equipos de Ramis, pasan por ser la clave del buen momento clasificatorio de nuestro equipo, pero no nos pueden hacer olvidar el problema en la generación de juego que seguimos achacando. Únicamente tres disparos a puerta, aunque con alguno se cantó prácticamente gol, son cifras muy escasas para un equipo de zona de playoff que además juega en casa.

El Plantío se ha convertido en un arma de doble filo para nuestros jugadores. Por una parte el apoyo de la afición sigue siendo un insturmento de achique para los rivales, pero la presión de ser protagonistas no está siendo bien digerida por un equipo que no ha sido construido para ello. Una vez demostrado que las armas utilizadas son válidas para competir quizás los aficionados deberíamos intentar empezar a disfrutar de ellas en vez de exigir un cambio de rumbo hacia mayor vistosidad. 

Los números siguen saliendo, y esa media inglesa de ganar en casa y empatar fuera (pese a que los papeles estén cambiados) es la llave para encaramarse a la zona alta de la clasificación. Somos cuartos y aún así sabemos que el margen de mejora es amplio, por lo que la ilusión está permitida en una temporada en la que afortunadamente parece que no sufriremos. Calero nos enseñó que disfrutar del camino es casi más importante que el resultado final y, de momento, los paisajes de esta senda están siendo para deleitarse.

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