Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Se abrió el telón de una nueva temporada y con él un sinfín de expectativas e ilusiones sobre como será este nuevo proyecto. Un plan continuista, con una gran base de caras reconocibles complementadas por otros rostros nuevos que refuercen el libreto de un Ramis que cuenta por éxitos sus segundas campañas en los clubes que ha dirigido.
Una pretemporada con buen sabor de boca, yendo de menos a más y que ha mostrado patrones ya vistos de la mano del entrenador tarraconense, pero dibujando con nuevas pinceladas tácticas un bloque más presionante, valiente y con mucha mayor presencia en terreno rival.
Todo lo ocurrido hasta ahora formaba parte del ensayo, pero ansiábamos ver el comportamiento real del equipo en la primera prueba de fuego. La jornada uno nos reencontraría con nuestro querido Plantío; Templo añorado aunque no hayan pasado ni dos meses desde los últimos tres toques de silbato que pusieron fin a la temporada, y así se demostró con una ocupación que recordaba a la de las grandes noches y que nadie preveía tratándose de unas fechas tan especiales.
Enfrente una Cultural a la que en los últimos enfrentamientos en la extinta Segunda B mirábamos con cierto complejo de inferioridad, acostumbrados a que nos “vacunase” cada vez que nos veíamos las caras, pero eso ya forma parte del pasado. Ahora ellos eran los novatos, y no hicieron falta más de treinta segundos para que recibieran la primera colleja del curso.
Demostración de madurez que solo te da los años en la categoría, porque como dice el refrán, la experiencia es un grado y el Burgos no desperdició la oportunidad de exhibir categoría ante un flojo rival al que su vuelta al fútbol profesional resultó traumática.
Una tarde en la que todo pareció salir bien. Sólo el tiempo dirá si una plantilla tan compensada provoca que nadie se relaje, pero el nivel de intensidad de los jugadores que saltaron de inicio no dejó dudas de que estaban enchufados, yendo a por la victoria desde el primer segundo, combinándolo además con minutos de buen fútbol. Y cuando los que esperaban desde el banquillo fuero reclamados para dar más ritmo a un equipo que empezó a flojear, respondieron de gran manera, evidenciando que hay mucha hambre en ese vestuario.
Parte de esa experiencia adquirida también nos ha enseñado que esta liga es muy larga y se pasa por muchas fases en los más de diez meses de competición. Felicidad por haber logrado un resultado que no se ve todos los días y que además llegue en un derbi, pero pies de plomo para realizar grandes análisis en un partido muy condicionado y ante un rival que aún le falta muchas incorporaciones y rodaje.
Trabajo y más trabajo para enfrentarnos a uno de los llamados “gallos” de la categoría, un “coco” a nivel económico cuyas aspiraciones si que son abiertamente las del ascenso de categoría. El discurso no cambia, aún es muy pronto, pero repetir triunfo en Riazor ante un muy reforzado cuadro coruñés, sería una gran refrenda de la labor de un plantel cuya bandera ha de ser la de competir con bravura en todas las plazas que visitemos, sea cual sea la magnitud del rival.












