Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Más allá de los tres puntos que siempre están en juego en un derbi, jamás se podrá considerar un partido más. Es la mezcla perfecta de rivalidad y pertenencia; Un duelo que trasciende de lo deportivo para convertirse en cuestión de identidad local y en el que cada aficionado defiende con orgullo sus colores, su historia y su manera de ser. Ganar el derbi significa mucho más que superar al rival: es un grito de afirmación para todo un pueblo.
Este choque no solo es deporte; Es idiosincrasia, orgullo y corazón latiendo al ritmo de un sentimiento que une y separa a la vez. Una ilusión que revive en cada combate más allá de clasificaciones y objetivos, disputando la victoria desde la grada y desde el campo. Poco más de ochenta kilómetros pero pocos rasgos en común convierten estos partidos en pugnas de arraigo histórico y cultural.
Volvimos a ver la cruz y es que parece que se cierne una maldición sobre el andamio de Anduva. De nuevo enfrentarnos a un regreso con unas caras largas que pocas horas antes se montaban ilusionadas en los autobuses con las esperanzas de que esta vez si que podría ser la buena y acompañados por el mal cuerpo provocado por todos los ingredientes que rodearon la tarde por Miranda.
Mala imagen de nuestro equipo en una primera parte a la que no supimos coger el pulso en ningún momento. Desubicación y falta de corazón de la que solo nos sujetaron Córdoba y Grego para darnos la oportunidad de seguir en el partido. Malas vibras que nos acompañaron de nuevo hasta el punto de penalti para hacer más aberrante nuestra estadística desde el punto fatídico esta temporada.
Hizo falta un merecido gol jabato para hacernos despertar y a partir de ahí mejorar con un Morante que nos volvió a dar buenas soluciones en salida de balón y que tanto echamos en falta con ese doble pivote Marcelo – Atienza. Si algo podemos recriminar a la buena labor de Ramis es no haber podido encontrar el equilibrio de esa famosa “teoría de la manta”, en la que si bien somos muy fuertes atrás mediante la acumulación y ayudas de nuestros jugadores, no ha podido encontrar la pieza que enlazara con los efectivos de ataque.
Desgraciadamente es inevitable entender este derbi sin poner el foco en el arbitraje. Se nos bombardea constantemente con mensajes sobre modificaciones de reglas, unificación de criterios y homogenización de decisiones que acerquen estas determinaciones de índole subjetivo a la justicia deportiva que marcan las normas del fútbol, pero en cada jornada nos llegan multitud de ejemplos de que esto aún está muy lejos de la realidad.
¿Por qué esta jugada no se revisa en el VAR?, ¿por qué las acciones residuales e intrascendentes en las jugadas han pasado a valorarse?, ¿por qué no hay repeticiones cuando existen jugadas dudosas o llegan muy tarde?. Un deporte que debe ser de todos cada vez se está haciendo más difícil de entender para el aficionado medio, llegando a tener la sensación que ni los propios colegiados tienen muy claras las resoluciones a tomar con tan dispares precedentes que existen.
Las opciones de playoff se esfumaron contra nuestro eterno rival y las jornadas que quedan de esta irregular campaña nos han de servir para poner todo en perspectiva después de un año repleto de emociones. Temporada para aprender y no cometer los mismos errores en la venidera, pero todo parece indicar que las aguas bajarán revueltas a orillas del Arlanzón.












