viernes, diciembre 5, 2025
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La salvación

Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.

Objetivo cumplido. Llegamos a los ansiados cincuenta puntos mucho antes de lo que cualquiera hubiese pronosticado hace tan solo poco más de un mes. Una racha de siete partidos consecutivos sin perder, únicamente superada en nuestra historia moderna por aquella de Julián Calero que conllevó el record de Caro, que seguramente veamos con orgullo con la perspectiva del tiempo. 

Nos estamos acostumbrando a hitos de este calibre, normalizándolos como si de una obligación se trata, pero debemos ser conscientes que en una competición tan igualada y con tantos altibajos, lograr algo así pasa a ser ardua efeméride. No hay más que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de ello; Equipos con proyectos faraónicos fuera de playoff y teóricos aspirantes a la salvación en la zona noble ponen en el alambre cualquier intento de comprensión de esta liga. 

Una segunda vuelta en la que el equipo ha ido creciendo en base a unas ideas sencillas pero útiles, con conceptos de los que huirían los denominados “entrenadores modernos”, pero cuyo pragmatismo hacen de la basicidad su mejor virtud. Todos los conjuntos a los que nos enfrentamos parecen minimizados y alejados de sus mejores armas, y eso sin duda es labor de un cuerpo técnico que ha sabido moldear nuestras carencias hasta convertirnos en uno de los equipos menos goleados de la tabla. 

Pieza clave en todo esto ha sido Grego Sierra. Un jugador considerado no útil en la campaña anterior y que, en su más que necesaria vuelta, se ha erigido como el único fichaje de provecho del extenso mercado de invierno del que aún nos tienen que dar muchas explicaciones cuando concluya la campaña. Su nivel parece ir subiendo en cada partido que pasa, secando a cualquier delantero que le pongan enfrente, tenga la características que tenga. 

Aún con todo esto, la situación que actualmente vivimos deja sensaciones contradictorias, tanto positivas como negativas a las que cualquier aficionado pueda aferrarse según sea su “mood”. Demostrado queda que somos un equipo muy sólido, números de ascenso que emborronan aún más ese lúgubre periodo que llevó al desempleo a Bolo y que a poco más que hubiéramos conseguido estaríamos soñando mucho más arriba. 

Por contraposición seguimos siendo un equipo muy gris tras la recuperación de la pelota. Vemos una y otra vez a Atienza  mostrándose omnipresente en el terreno de juego y llegando a todas las ayudas, para volver a reiniciar la acción defensiva ya que el balón, casi antes de recuperarlo, ya lo hemos perdido. Cero mecanismos de ataque provocando que la única salida de nuestros extremos sea la de darse la vuelta en las contras ya que no encuentran ningún tipo de apoyo. 

Jugadores, con nombres y apellidos, con un rendimiento mucho menor de lo esperado y que por muchas oportunidades de las que hayan disfrutado esta temporada no aportan nada provechoso al juego, convirtiéndose en auténticos “expedientes X”. Echar de menos a un jugador del filial como Marcelo Expósito ilustra bastante bien las necesidades de un equipo que sigue sin encontrar el equilibro defensa-ataque. Del mismo modo, Cantero vuelve a dejar más sombras que luces, provocando una inseguridad que se traduce de manera sistemática en aspavientos de estupor entre sus compañeros y aficionados. 

Un punto de tranquilidad matemática pero que aún mantiene la esperanza de seguir enganchados a cotas mayores, porque aunque las probabilidades ya sean residuales, debemos seguir compitiendo por un escudo y una ciudad. 

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