Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Se me antoja complicado hacer un comentario puramente futbolístico en un día como hoy. Escasos días que han separado los partidos de Castellón y Ferrol en los que se ha hablado bastante poco del balón y mucho de cábalas, conjeturas y elucubraciones. Mucho sentimiento en un encuentro marcado por la tensión clasificatoria, momento más que vital entre la ya de por sí trascendental situación de nuestro equipo.
No había lugar a otro desarrollo. Lucha, brega y continuos duelos entre dos conjuntos que combatirían por tener un aliento más o terminar de hundirse en el fango de la Segunda División. Rotaciones de hombres importantes, desde mi punto de vista difíciles de entender, que sorprendieron a propios y a extraños y que dibujaban una pugna larga, de sacrificio y en la que el cansancio físico y emocional podría ser el factor desequilibrante.
No nos equivocábamos en las predicciones y el partido transcurrió con los patrones establecidos; Innumerables imprecisiones y pérdidas propias de quien se siente agarrotado por la situación, en la que el miedo a perder es mucho mayor a la necesidad de sentirse el héroe por un día y desatascar un escenario que parece enquistarse aún más con cada pase errado, cada balón al aire y con cada control largo.
El rio bajaba revuelto, pero esta vez la moneda nos salió cara. Fortuna impulsada por la colaboración de un equipo arbitral que irrebatiblemente nos ayudó en las dos acciones polémicas del choque. Dos interpretaciones muy diferentes para dos jugadas prácticamente calcadas que provocan un enfado generalizado muy entendible entre todos los aficionados al fútbol que no consiguen comprender la normativa del deporte que tanto aman.
Un héroe inesperado que dio un paso adelante cuando la mayoría de sus compañeros no querían ni que les mirasen. Amor por un escudo y un club del que salió en busca de oportunidades de mayor calibre, pero al que no dudó en volver como su primera opción y en el que aguarda una oportunidad, demostrando con ese lanzamiento desde los once metros que tiene un carácter suficientemente grande como para sacar pecho en los momentos más complicados.
Balón de oxígeno muy sufrido que permite quitarnos la losa de esa posición en la que las punteras de tus pies ya están fuera del precipicio y dejando en ese difícil equilibrio a un histórico que puede manejar con menos paciencia tan dura circunstancia, además enfrentándose a su inmediato perseguidor que estará ansioso por probar una sangre que ya puede oler.
Jornada de duelos directos en la que competiremos a sabiendas del golpe que podemos dar con nuestra victoria. Tres puntos en juego que no nos harán pasar de la nada al todo, pero que pueden cambiar significativamente la visión de una temporada en la que el trabajo de todos los componentes del Burgos se ha visto apremiada por unos resultados que nunca han llegado.
Ahora, a cada victoria hay que sumarle un premio más, el de empujar a los de tu alrededor un poco más abajo. Un juego de pura supervivencia en el que tres plazas ya parecen dadas, pero en el que vamos a tener que remar mucho aún para no encallar antes de llegar a la orilla.












