sábado, octubre 12, 2024
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De hielo

Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF

Atípica primavera la que estamos viviendo en este 2024. Días de calor cercano a lo veraniego combinados con otros días con un frío que deja a un lado ese mítico “fresco burgalés” para retrotraernos al más puro invierno. Con lo experimentado el sábado no se me ocurre mejor símil que este, porque si bien se dice aquello de “Burgos no te dejará frío”, todos los que allí estábamos pasamos de la manga corta del play-off a la pelliza más gruesa en solo dos minutos. 

Todos los titulares de la semana marcaban ese Burgos – Amorebieta como la primera de las seis finales que nos quedaban de aquí al final de temporada para optar a esa cercana promoción con la que parece que tenemos nuestro particular tira y afloja. En términos ciclistas se llamaría “hacer la goma”, y es que ninguno de los equipos que componemos ese pelotón que busca la sexta plaza parece tener la dinámica necesaria como para escaparse del resto con la fuerza suficiente como para no girar la cabeza estudiando las posibilidades clasificatorias que se abren cada jornada. 

Sorprendentemente, pese a todos los golpes recibidos esta temporada, hemos adquirido la habilidad de hacer borrón y cuenta nueva jornada tras jornada, no parándonos demasiado en fustigarnos con los errores cometidos y si mirando hacia delante a sabiendas de que una nueva oportunidad se muestra en cada partido. Capacidad mentalmente meritoria pero puede que también raíz de caer siempre en el mismo error, como si no nos hubiera ya castigado. 

Una vez más el equipo salió en casa con esa mentalidad de ganador, olvidando lo ocurrido en el derbi, mostrando al rival que si El Plantío sigue resultando inexpugnable no es una casualidad, con hambre de demostrar que quiere seguir estando arriba y consiguiendo muy pronto una ventaja en el marcador que hacía prever una tarde tranquila. Pero cuando esa energía naturalmente disminuyó, se mostraron carencias que las ganas habían tapado hasta entonces. 

En cuanto dicho ritmo de partido bajó y el fútbol fue más posicional, el Burgos fue incapaz de recuperar un balón si no se producía por imprecisiones de los visitantes. Las ausencias en el “6” fueron muy sensibles y el equipo echó en falta a ese recuperador que diera equilibrio a un equipo con varios no habituales que no manifestó la misma química que suele mostrar en casa. Eso obligaba a defender cada vez más cerca del área pero sin una idea demasiado clara, intentando que la acumulación bastara para frenar los ataques de un Amorebieta que tampoco enseñó demasiadas armas ofensivas.

Así se llegó al descanso y la reanudación fue similar al inicio de la primera parte, con un alto nivel de activación y una presión bastante más elevada que darían el mismo fruto. Comienzos paralelos que nos podrían con dos goles de ventaja y la grada pasaría de la tensión al disfrute, sobre todo en esa inédita parada por granizo, en la que los espectadores, e incluso los jugadores que calentaban en el verde, parecíamos dar por hecho que, una vez más, los tres puntos se quedaban en casa. 

Y si aquí ya sobraba hasta la chaqueta, dos minutos más tarde, no encontrábamos calor ni a cobijo de los palcos. El Plantío estaba acostumbrado a darnos momentos insólitos, de los que parecen creados a mala fe y te dejan con cara de tonto durante toda la semana, y aunque llevaban tiempo sin aparecer, ayer decidieron que era buen día para que no nos olvidáramos de donde venimos. 

Aún sigo intentando asimilar ese volantazo que pegó el partido, en el que todo planteamiento deja de tener sentido y el descontrol campa a sus anchas convirtiendo en impredecible cada acción que tiene lugar. Habíamos visto dosis de montaña rusa de jornada en jornada, de parte en parte como ocurrió contra el Alcorcón, pero aún nos quedaba verla en un puñado de segundos. 

Bofetada de realidad de una categoría en la que ya llevamos tres años pero en la que aún seguimos aprendiendo cosas. No terminamos de arrancar en este último cuarto de temporada que algunos anunciaban como sencillo teniendo en cuenta que la mayoría de rivales se encontraban en la zona baja de la clasificación. Pero como ya he dicho hace unos cuantos párrafos, y aunque parezca una quimera pronosticar una victoria en La Romareda, la clasificación esta jornada nos sigue dejando vivos y en una situación prácticamente similar a como estábamos este viernes. 

Puede que no volvamos a estar tan cerca de algo tan bonito en mucho tiempo, ¿y de verdad hay gente que ya está bajando los brazos?. Hasta que haya posibilidades, debe permanecer la esperanza, porque seguimos estando cerca y esta plantilla seguro que aún tiene alegrías guardadas para nosotros. ¡Al asalto de Zaragoza!.

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