Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Recién salido de El Plantío, tras la victoria contra el Racing de Ferrol, es difícil resistirse a sacar el móvil y mirar la clasificación de la Segunda División. “¿A cuánto del play-off?” y “¿quién se viene a Oviedo?” son las primeras preguntas que escuché entre los aficionados de mi zona, en una noche en la que la lluvia y el frío poco importaban ante la sensación de estar tan cerquita de algo que aún se nos sigue antojando como imposible.
La emoción es innegable; Ver el estadio lleno de niños un domingo a las nueve de la noche, por muy puente de carnaval que sea hace inevitable mirar atrás y recordar aquellas tardes de Segunda B y Tercera, en las que la multitud de localidades libres hacían sentir un frío que por más capas de ropa que llevases solo pensabas en llegar a casa y pegarte al radiador. Ya no se sienten bajas temperaturas a orillas del Arlanzón, y aunque el horario no acompañe, el Burgos Club de Fútbol se ha convertido para muchos en prioridad del fin de semana.
Y si el equipo no se quiere despegar ni con agua hirviendo de esos puestos que dan opción a ilusionarse en lo que queda de temporada, tampoco lo quieren hacer esos jugadores que no han tenido tanto protagonismo o acierto hasta ahora. En este partido quiero poner el foco en los destacados Atienza y Borja.
El primero ejemplo de pundonor, garra y esfuerzo. Vino a Burgos por puro convencimiento de Michu, del que luego hablaré. Cuando decidió salir del Eibar seguro que tenía novias mucho más guapas, pero en el municipal cayó como si hubiera nacido aquí, realizando una campaña digna de recordar. Este año empezó con más dudas, quizás el cambio de míster o el cambio de dibujo le dejó un poco desubicado, y aunque ha tenido buenos partidos, podemos coincidir que su rendimiento ha sido menor al del año pasado.
Por su parte Borja ha estado siempre en el foco de las críticas, un teóricamente suplente que por las circunstancias de la temporada ha ocupado la titularidad en el lateral diestro muchas más veces de las que se podría imaginar por el mes de agosto. Desde el club no se ha escondido en ningún momento que ese era uno de los puntos débiles del once y en el mercado de invierno se priorizaron los esfuerzos en dar solidez a esa parte del campo.
Y aquí es donde viene lo curioso; Las llegadas de Anderson y Montiel, sobre el papel, hacían más suplentes a los dos jugadores anteriormente mencionados, pero como el fútbol no lo entiende nadie, hoy Bolo, con toda la plantilla disponible, confía en ellos y además los mejores del partido.
Se suele decir aquello de “el entrenador es el que mejor sabe quiénes son los que mejor están para jugar”, empeñándonos muchas veces los aficionados en intentar desacreditar dicha afirmación, como si nosotros fuéramos los que compartimos vestuario a diario. El vasco, pese a tener un comienzo delicado, ha mantenido siempre el mismo tono de confianza en los suyos y parece estar dándole sus frutos.
Y si hablamos de tono sereno y relajado, en el que impera la lógica a lo sentimental, tenemos que mirar a un tipo asturiano que llegó allá por diciembre de 2019, tras recibir un cinco a cero del Leioa y con el equipo en puestos de ascenso a la Tercera División. Si con estas pistas aún alguien está despistado y no da con la respuesta, estoy hablando de Don Miguel Pérez Cuesta.
Durante esta semana he pensado en varias ocasiones cuál fue el motivo de que alguien como él, sin nada que demostrar en el fútbol, tuviese las ganas y la valentía de meterse en un marrón así, en una ciudad a la que nada le ataba y con una situación deportiva que daba bastante vértigo. Cuatro años y pico después sigo sin entenderlo, y es más, no entiendo el porqué de no haber salido por patas en las múltiples oportunidades que ha tenido en los diferentes convulsos momentos que ha vivido el club en este periodo.
Únicamente me vienen palabras de agradecimiento hacia un tío que nos ha puesto en el mapa futbolístico, demostrando que es mejor hacer las cosas bien y con cabeza, el mejor ejemplo de cómo se ha de obrar en la vida. Nadie sabe cuál será la decisión que tomará al finalizar esta temporada, pero de aquí al último pitido que haga sonar el colegiado en el partido contra el Alcorcón de la jornada que ponga cierre al año futbolístico, hemos de demostrarle todo el cariño que se ha ganado como el gran profesional que es.
¡Gracias Michu!