viernes, diciembre 5, 2025
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Burgos

Un Burgos al ralentí

El equipo blanquinegro ha bajado su ritmo de juego en los últimos partidos y necesita regularidad en busca de los 50 puntos.

El funcionamiento de un motor se mide por el número de revoluciones y cuando se encuentran al mínimo podemos hablar de un motor con funcionamiento al ralentí. Este es el caso del Burgos en los dos últimos partidos disputados ante Real B y Huesca, saldados con un punto de seis posibles.

La regularidad es la garantía de la consecución de los objetivos a largo plazo y al término de la temporada será el momento de hacer balance, pero en una competición tan igualada como la Liga Smartbank es muy complicado mantener esa regularidad deseada, porque siempre hay rachas, momentos más complicados que otros y cualquier rival puede provocar una derrota por muy abajo en la tabla que se encuentre.

Llevamos muchas semanas comentando que el Burgos está haciendo bien las cosas si nos atenemos al número de puntos conseguidos y el objetivo final, que parece cerca, pero nos da la sensación de que este tramo final de temporada puede ser complicado y se le puede hacer largo al equipo blanquinegro.

Por un lado el peligro de pensar que lo más difícil ya esta hecho y que lo que queda se va a lograr sin problemas, casi por inercia y por otro lado la impresión de que algunos jugadores han bajado ostensiblemente su rendimiento en los últimos encuentros, bien sea por problemas físicos, o por gripes reconocidas por el técnico, o por otras diversas razones, pero el Burgos que hemos visto en los dos últimos partidos dista bastante del que vimos al comienzo de año y en el inicio de la segunda vuelta.

Cabe pensar que no es nada que pueda poner en peligro el objetivo final, sino algo coyuntural, que se puede solventar casi de inmediato, y esperamos que sea así, porque la imagen que nos ofreció el Burgos en Huesca volvió a ser de las preocupantes, sobre todo en una primera parte en la que, ante un rival nervioso y tocado, los blanquinegros fueron un equipo blando, sin ritmo de juego, impreciso en los pases y sin llegada al área rival. Lo último es lo más preocupante, porque en todo el partido, el Burgos no tuvo apenas acercamientos de peligro, lo que llamamos ocasiones claras de gol. Y aunque mejoró en su intensidad de juego en el último cuarto de hora, no fue capaz de crear ninguna ocasión clara para conseguir el empate. Así es difícil.

No pretendemos desde aquí mostrar una crítica desmesurada hacia un equipo que está haciendo bien las cosas en global, simplemente advertir de las sensaciones que vemos de falta de pegada, de ritmo y de intensidad ofensiva en los últimos partidos, en los que no ha marcado ningún gol y han existido errores defensivos, especialmente en el último partido, que llevaron a la derrota.

Entramos en la recta final de la competición. Es momento de máxima intensidad, en el que todos los equipos se juegan mucho, también el Burgos, que debe alcanzar cuanto antes la permanencia matemática que permita preparar la próxima temporada y plantear las renovaciones y los cambios oportunos en el equipo. En ese sentido los jugadores se juegan mucho de cara a su renovación.

Son los 10 últimos partidos, la cuenta atrás, y ahora con dos partidos consecutivos en El Plantío, ante Tenerife y Sporting, dos rivales que vendrán a por todas, el primero se juega el ascenso y el segundo la permanencia, en los que el equipo blanquinegro debe refrendar lo que ha hecho hasta ahora a base de trabajo y esfuerzo. Pero jugando al ralentí, como en los dos últimos partidos, acecha el peligro.

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