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Mirar hacia delante

Articulo de opinión de Alberto Ortega sobre la actualidad del baloncesto burgalés.

Todo o nada era el lema de la Final Four disputada el pasado fin de semana en Madrid. Finalmente, y por desgracia para los intereses burgaleses, el premio gordo del ascenso fue para Lleida y los tres representantes que volvieron de vacío encajaron un duro golpe.

La presencia de los dos equipos de la ciudad, y cada uno de ellos por una parte del cuadro, hacía mantener la ilusión de que podía darse una final burgalesa y, por tanto, tener un representante local en la máxima categoría del baloncesto la próxima campaña. Sin embargo, esa ilusión se fue esfumando a medida que avanzaba la primera semifinal, pues Tizona rápidamente se puso a remolque en su duelo con Estudiantes y tras el descanso desapareció cualquier opción de meterse en la final. La imagen de Ocampo sentado en su banquillo en el último cuarto es fiel reflejo del quiero y no puedo que vivió el conjunto de El Plantío. Con una bala gastada, el aficionado burgalés ansiaba que el otro representante lograra su objetivo. San Pablo fue por delante en varias fases de un partido tremendamente igualado, pero mientras los ilerdenses parecían ir creciendo conforme se llegaba al tramo final del encuentro, a los Cuspinera se les daba la curva inversa. Con un parcial de 7-14 en los últimos cinco minutos, San Pablo terminaba sucumbiendo por tres puntos y la desolación de la grada burgalesa presente en el Madrid Arena era la viva muestra de la ocasión que se acababa de desaprovechar. El conjunto que preside Félix Sancho volvió a dar una de arena a un aficionado que ve ya muy lejano los éxitos de su equipo.

La final disputada el domingo sirvió para ver cómo Estudiantes se volvía hacer el harakiri y con una primera mitad nefasta dejaba el ascenso en bandeja a un Lleida que no desaprovechaba la ayuda. Visto los varapalos del San Pablo la pasada campaña como anfitrión y la de Estudiantes este curso, seguro que más de un equipo se verá en la tesitura de plantearse muy seriamente la posibilidad de organizar la final a cuatro o no en caso de llegar a ella. No sería descabellado pensar en una sede neutra como ya sucedió en las primeras ediciones. Por otro lado, muchas lagunas ha dejado la sede del Madrid Arena, no solo en la organización de la misma sino en que la afluencia de público no ha sido ni mucho menos la esperada.

Una vez pasado el mal trago de digerir la derrota, no queda otra que mirar hacia el futuro con el mayor de los optimismos posibles. Una vez provocada la herida, no queda otra que tratar de cerrarla lo antes posible y aprender de los porqués de la misma.

Analizando la presencia de Tizona, poco o nada se le puede reprochar al equipo. Para ellos, recordemos un recién ascendido, la semifinal era un premio al magnífico trabajo realizado y la posibilidad del ascenso un sueño del que no querían despertar. Quizá el único pero, por poner alguno, fue que en la semifinal no se pudo ver a ese equipo batallador que nos tenía acostumbrados, si bien no menos cierto es que el buen hacer de Estudiantes tuvo gran parte de culpa. De cara a la próxima campaña, lo primero que deberá resolver es la continuidad de un Ocampo que aunque tiene contrato seguro que no es ajeno a los cantos de sirena provenientes de la ACB que llevan su nombre. Pieza fundamental de la entidad, en base a ella girará un proyecto que a buen seguro seguirá dando muchos minutos de gran baloncesto para el aficionado. En el hipotético caso de su marcha, habrá que ver cómo sería capaz la entidad de encontrar un recambio de garantías en la continuidad del proyecto.

A una tesitura distinta se enfrenta el San Pablo. Con dos grandes proyectos en sus dos campañas en Leb, cuyo único objetivo era el ascenso, y donde en ambas la moneda salió cruz, su principal temor ahora mismo es la repercusión que pueda tener en sus seguidores. Con una masa social envidiable, que se ha mantenido muy constante a pesar del descenso, este último golpe puede afectarle sobremanera de cara al futuro. A buen seguro, el proyecto que presentará será el de uno de los gallos de la categoría, pero la respuesta de sus abonados será fundamental para que así sea. Si la masa social responde, el club tendrá muchas opciones de seguir mirando con aspiraciones una Liga Endesa que este año tendrá dos debutantes en la categoría. Con ello, primero deberá decidir al encargado de dirigir la nave, para a continuación confeccionar una plantilla de garantías en la que a día de hoy solamente Corbalán y Barrera tienen contrato.

A buen seguro el mes de Junio nos dará una pequeña tregua en lo que a noticias se refiere, pero en pocas semanas ambos engranajes se pondrán en marcha para llenar la actualidad de campañas de abonados, renovaciones y fichajes para conforme vaya avanzando el verano y termine el mismo, las ganas de baloncesto en la ciudad de Burgos sigan siendo, si no mayores, cuanto menos las mismas.

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