Lobato, luchador en todo el partido.- Foto: Jarcha
Pues de la euforia contenida de podernos ver en lo alto de la tabla nos quedamos “descompuestos y sin liderato” cuando el árbitro de la contienda decidió poner fin al encuentro. Aquello parecía un mal sueño, una pesadilla,… pero desgraciadamente era la auténtica realidad.
Las caras lo decían todo. El silencio fue el detonante de un “mal” partido de los burgaleses que arreglaron de alguna manera en el segundo tiempo, pero que la falta de acierto se convirtió, una vez más, en el protagonista de los nuestros.
Apelar a las brujas para superar el hechizo que parece sufrir el Burgos es uno de los comentarios escuchados. Pues, la verdad, con cierta razón. Y es que tengo la sensación que si eso existe, al Burgos le han echado un mal de ojo, y de los profundos.
Menos mal que desde la parte alta de la tribuna, durante la hipnotizada operación de recogida de trastos, alguien argumentó que al equipo no lo había visto mal. Y lo digo, estimado lector, con realismo y sin nada de ironía. Se necesita ese empujón de positivismo, sobre todo, cuando esperabas mucho más y, finalmente, solo sientes decepción.
Es cierto que la jugada de Juanma donde el asistente podía haber cambiado el rumbo del partido, pero, también es cierto que, por entonces, el partido seguía con empate a cero y que el Burgos ya dejaba una cierta dejadez desde el arranque del mismo.
Porque para los que pensáis en conjuros anti blanquinegros no os puedo decir otra cosa que lo comprendo. Son demasiadas temporadas pagando peajes invisibles con arbitrajes que saldan errores muy manifiestos en contra. Es cierto. Y sobre todo llama la atención el escaso número de errores que, siendo decisivos, han caído de nuestro lado en comparación con los caídos favorables al contrario. Pero hasta ahí puedo contar (como recordará, quién sigue estas letras, aquél famoso programa televisivo).
Ampararnos en los errores arbitrales quizá sea argumento pobre e insuficiente. Nuestro adversario nos superó en dominio del partido en muchas fases del mismo. Y es verdad que nontamos con oportunidades: muy contadas (demasiado pocas) en la primera mitad y varias y muy claras en la segunda. Pero es que el fútbol tiene un secreto que todos conocemos. Al final sólo queda el gol y si metes menos que tu rival, entonces pierdes. Además, no olvidemos que el comodín de la mala suerte (solo hay uno cada 10 partidos – esto me lo acabo de inventar) ya le habíamos usado en Valladolid.
Tras salir del estadio pude escuchar la frase: “Aquí, pasa algo”. Sinceramente, tengo que reconocer que, exactamente, no sé a qué se refería quien la pronunció, pero sí me sirve para considerar que, quizá, la situación actual de Burgos está envuelta, no de tantos hechizos dañinos, y sí de situaciones que desestabilizan en exceso a un equipo que tenía una meta clara y que, a fecha de hoy, como poco, comparte espacio con otros que proporcionan desconcentración y desafortunadas puestas en escena.
Decía el buen entendido: los jugadores tienen que estar a entrenar y a jugar; el entrenador a preparar a los jugadores y los partidos a disputar; y las directivas a que ni los primeros ni el segundo tengan en mente pensamientos diferentes a los que les ocupa y menos si son negativos o dañinos. No lo puedo afirmar con rotundidad, entiéndame el que sigue la lectura, pero hay suficientes frentes abiertos como para que el mecanismo no ajuste lo deseable y, a decir verdad, no me negaréis que chirriar algo, chirría.
Jugadores y técnico:
El mejor: Pues si cuando un equipo juega como los ángeles es complicado señalar a uno en concreto, en esta ocasión se me antoja más difícil, sobre todo por carencia de ello. Pero hagamos un esfuerzo y señalemos a Cerrajería. El medio centro se cubrió de galones e intentó reactivar el equipo. Quizá le faltó buscar más profundidad en los pases y no pecar tanto de circulación en zona de poco peligro. (6)
Barovero: Pues cumplió, porque es que no tuvo un excesivo trabajo. Lo que le llegó lo hizo bien. En los goles no pudo hacer nada. (5)
Álvaro Rodríguez: Empezó muy bien. Aportando profundidad y creando peligro por su banda. Pero fue perdiendo protagonismo y terminó por estar al ritmo de sus compañeros. (5)
Michel Zabaco: Resolvió su trabajo aceptablemente, aunque cierto es que le costó con la entrada de Fran Pana (19). Salvó una oportunidad clara de forma espectacular (5).
Undabarrena: Trabajó muchísimo y es de los que se pueden salvar. Tuvo que recuperar el puesto de central en la lesión de Elgezabal. (5)
Raúl Navarro: Empezó en la banda izquierda, quizá con la intención de ayudar a su compañero en una banda peligrosa del rival con Davo (17) y Miguel Santos (18). El segundo gol lo marcó su marca que estaba solo dentro del área. Ofensivamente aportó poco. (3)
Juanma García: Bajó su nivel en esta ocasión. Pelear contra una defensa de cinco se le atragantó a todo el equipo y el bueno de Juanma también lo sufrió. Aun así fue de los que más peligro creó (que fue poco) pero siempre con una movilidad menor que en otras ocasiones. (4)
Guillermo: Le costó encontrar un sitio frente al rival. Además, no acertó en lo que es necesario que haga, el gol. Más flojo que en otros partidos y se notó. Movió poco a sus centrales y no encontró soluciones. (3)
Roberto Alarcón: Empezó mal, con pérdidas innecesarias, torpe en sus acciones y sin cerrar su banda. Con su marca se inició el primer gol langreano con Ketú, que finalmente fue el autor del mismo. Fue mejorando, aunque no llegó al nivel que tiene y que deseamos ver. (2)
Unai Elgezabal: Quizá por la exigencia del rival tuvo menos protagonismo en el plano defensivo. El trabajo que tuvo lo resolvió aunque no fue el de otras tardes. Desgraciadamente, tuvo que abandonar el terreno de juego. (5)
Rubén Lobato: Bailaba con la más fea sobre el papel, aunque lo contuvo durante casi todo el partido. Sin embargo, los goles llegaron por su banda aunque no se le puede considerar responsable directo. (4)
Ryan Leak: Saltó al campo para ayudar a Zabaco tras la expulsión de Undabarrena. No aportó consistencia a la zaga y Fran Pana (19) siguió siendo una muy buena referencia en la parte de arriba para su equipo. (4)
Pisculichi: Un centro lateral peligroso y poco más. Perdió un balón por lentitud. Aporta muy poco al equipo. (2)
Javi Gómez: Su salida dio otro aire al equipo y su trabajo en banda pareció que podía dar resultado pero duró poco y fue a menos. Terminó por adaptarse al equipo en lugar del equipo a él. (4)
Claudio Medina: El equipo le necesitaba. Salió y… repitió actuaciones anteriores. Mediocre, falto de motivación, y dejando sensaciones de falta de concentración. Perdió otra oportunidad de mostrar las cualidades que de él conocemos. Pero lo más grave es no aprovechar las opciones de gol que tuvo. Con ellas hubiera más que cumplido. (2)
Miki Muñoz: Dio un aire más ofensivo al equipo, cosa que es lo que se espera en su aportación. No estuvo mal. (5)
Julián Calero: En esta ocasión se vio superado por el entrenador rival. Le ganó con mucho en el planteamiento del partido y en inculcar a sus jugadores lo que tenían que hacer. A partir de aquí, desconocemos si dirigió al equipo o no desde la cabina de prensa en la que estuvo observando el partido. Por todo esto no podemos evaluar sus acciones. Siendo así evaluaremos la primera parte del comentario. (2)