BURGOS Y ARANDINA DESEAN EL PRIMER Y TERCER PUESTO


Ha llegado el momento de la verdad. Dos partidos para el todo o la nada. Burgos y Arandina tienen ante sí la posibilidad de cerrar de forma magnífica una temporada de la que su brillantez puede quedar apagada si se falla. No hay margen de error.


 


Para los dos equipos de nuestra provincia, las circunstancias son distintas.


 
La Arandina accede a estas dos últimas jornadas acariciando la tercera posición. Porque a pesar de las dudas que se puedan plantear, usando un símil baloncestístico, la Arandina gana de cinco puntos a falta de 3 segundos con posesión. Y es que ya no solo la entrada en la fase de ascenso parece estar más que conseguida, sino que la tercera posición no es que presente excesivas complicaciones para lograrla.

 


Plano diferente encontramos en el entorno del Burgos CF. Cierto es que no parecen estar exentos de razón quienes apuntan hacia la existencia de un excesivo miedo y temor por perder la primera posición personalizado en determinados sectores del entorno que rodea al Burgos. Su argumento encuentra un sólido apoyo en esas 23 jornadas donde se permanece invicto, o en la trayectoria del equipo en la competición global. Pero tampoco es menos cierto que atendiendo a las dinámicas actuales, los ingredientes del cóctel preparado para el final de temporada del Burgos, dan sensación de que pueden tener un resultado no muy placentero.


Por un lado, el Valladolid B, que parece haber olvidado definitivamente esa mala racha y, ahora, resuelve los partidos con suficiencia y holgura, siendo indiferente quién sea su rival de turno. Hecho que conlleva a pensar en la obligación para el Burgos de lograr cuatro de los seis puntos en juego para ser primero, es decir, a no perder ninguno de los dos últimos partidos. Por otro, el propio Burgos, que si lleva una temporada intachable, observando esta recta final, vemos que, así como en el Plantío, con mejor o peor juego, con más o menos facilidad, parece un equipo intratable; lejos, se ha vuelto un equipo vulnerable, sin chispa, muy previsible, que frente a dos rivales de la parte de abajo, no pudo pasar del empate, y que hace pensar que, no puntuar frente a Huracán en este partido, no parece tan descabellado. Si a todo esto unimos el hecho de que el rival, el equipo leonés, está pasando por su mejor momento de la temporada, que quema sus últimas naves para entrar en la fase de ascenso (no puede permitir que en esta jornada el Ávila sume más que él), generamos ese cóctel, antes referido, que se nos puede indigestar y cambiar radicalmente el panorama, quedando para la última jornada a expensas de un más que improbable pinchazo de los pucelanos.

 


Recurriendo a los números, la Arandina será equipo de fase de ascenso logrando un solo punto en los dos partidos que deberá jugar frente al Aguilar (en zona de descenso) y la Leonesa B (descendida matemáticamente).  Pero, a pesar de todo, aun perdiendo en ambos encuentros, cosa harto inesperada, los arandinos estarían dentro con que sólo el Huracán no gane alguno de los dos partidos restantes o, el Ávila, no gane ninguno de los dos. Con respecto a lograr el tercer puesto, encontramos alguna combinación más. Matemáticamente, sería tercero logrando cuatro de los seis puntos en juego. En cuanto al resto, dependería de qué resultados cosecha el equipo ribereño y de los resultados del Ávila. Así: si la Arandina consigue dos o tres puntos en estos dos últimos partidos, obligaría al Ávila a ganar los dos partidos (Lermeño y Valladolid B)  para desbancarle de la tercera posición; logrando un punto los albiazules, serán terceros, si el Ávila no logra cuatro puntos; e incluso, perdiendo los dos, podrían ser terceros si los abulenses no pasaran de sendos empates en los dos últimos partidos.


 


En cuanto al Burgos, además de lograr esos cuatro puntos en estas dos últimas jornadas que le daría matemáticamente el campeonato, también será primero, siempre que el Valladolid B no gane alguno de los dos partidos que le restan; o, de la misma forma, empatando en alguno de los dos partidos, si el Valladolid consigue tres puntos en los suyos (gana uno y pierde otro). Finalmente, si los pucelanos logran cuatro puntos, los burgaleses necesitarán dos puntos como mínimo para ser campeones (dos empates).


 
Un amplio abanico que se deberá ir cerrando para culminar en los resultados definitivos el próximo fin de semana.